martes, 18 de diciembre de 2012

La Larva es darwinista


Así explica esto su abuelo. Pero como al día siguiente hizo lo mismo con la foto de un burro, creo que intenta decirme algo.
Tengo que sacar tiempo para depilarme las cejas de donde sea...

sábado, 15 de diciembre de 2012

Escritor pensante del mes: Tom Hodgkinson

Tom Hodgkinson disfrutando de la vida
 
Además de abuelense, soy multitarea. Hago punto mientras veo una película. Hago ganchillo si hacemos un viaje en coche. Escucho la radio en alemán mientras cocino para ver si se me pega algo. Incluso a veces hago gimnasia lavándome los dientes.

Esta actividad incesante pone un poco nervioso al Barbú, el cual sostiene que es bueno parar, del todo, no hacer nada por un rato, pero nada nada, ni siquiera meditar, que no vale porque es como un no hacer nada pero planeado, haciendo algo.
Por eso un día en la biblioteca vimos el libro "How to be idle", que en castellano han traducido como "Elogio de la pereza" de Tom Hodgkinson y me dijo como quien no quiere la cosa:
-"Mira, podíamos sacar este, a ver qué tal está". 

Y está fenomenal. Pero no va de no hacer muchas cosas a la vez. O mejor dicho, va de eso y de mucho más. Va técnicamente de no hacer nada, de relajarse y disfrutar.

Va de reconquistar nuestro tiempo, de robárselo al trabajo, que nos lo robó primero y aplicarlo a nuestras vidas, a ser felices, a disfrutar. Pero no lo dice a la manera ñoña de los libros de autoayuda, sino de manera punk, de manera contestataria y a la vez muy meditada y leída. 

Ya ha pasado suficiente tiempo desde que comenzara la Revolución Industrial y ese sueño de un futuro hermoso en el que las máquinas nos liberarían del trabajo hace mucho que se desenmascaró como una falacia. La mayor parte de los trabajos son mecánicos, repetitivos, poco creativos y aburridos en el mejor de los casos. Es hora de cambiar.

¡Arriba las mañanas en la cama hasta tarde entre semana! ¡Arriba los paseos sin rumbo y las conversaciones eternas en los bares! ¡Arriba bailar como locos a cualquier edad, tocar un instrumento ya de viejos, por diversión, tener un huerto, hacer pan, acampar con amigos, pasar de la moda y de la decoración, dejar de pretender vivir la vida estandarizada de los anuncios, andar en bici, vivir con poco, pero mejor! Si necesitamos poco y no tiene por qué ser nuevo, necesitaremos vender menos de nuestro tiempo por dinero para conseguirlo.

Todo el mundo necesita una época dorada de la historia a la que retrotraerse, con la que soñar. La de Hodgkinson es la Edad Media, en la que el trabajo necesario se mezclaba con la diversión, con música, con charlas. Antes de que la maquinaria de la Revolución Industrial comenzase su marcha apisonadora inexorable. 

Leed algo de él. Merece la pena, aunque sea un poco claustrofóbico, porque claro, él edita la revista "The Idler" (el perezoso), va escribiendo sus libros y vive en el campo y así se las ha apañado para cumplir su sueño de trabjar lo menos posible, pero ¿y los demás? ¿cómo hacemos para encontrar esa manera de vivir en la que podamos trabajar menos y vivir más?

Por cierto, padres desesperados, también tiene un libro que se llama "The idler parent" o, el padre perezoso, que también es estupendo. Uno de los primeros capítulos se llama "Bringing back child labour", que es irónico, por supuesto, pero no tanto. Siguiendo sus enseñanzas, he adiestrado a La Larva para que me ayude a meter y sacar la ropa de la lavadora. Tardamos 4 veces más pero lo pasamos 5 veces mejor y quiero pensar que a él le gusta contribuír.

Por cierto, que Hodgkinson dice que no le gustan los blogs porque fomentan la pomposidad. Mucho me temo que también en esto tiene razón.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Se equivocó La Larva...

La Larva está ampliando su vocabulario, lo que me da siempre ocasión de comprobar lo complicado y confuso que es el mundo.


lunes, 3 de diciembre de 2012

Ca-Ca



Desde hace un par de días se repite este comportamiento en casa. Y me sorprendía, porque ni Barbú ni yo somos de los que le dicen “eso no se come, caca” “no toques eso, que es caca” a La Larva. Más bien se lo explicamos todo con pelos y señales, a pesar de su corta edad.
Y en el baño, o cuando se lo hace todo encima, el pobre, no dice ni mú... misterio...
Pero hoy, analizándolo cuidadosamente me he dado cuenta de que dice “gra-cias”, o eso me gustaría pensar... en fin, esta Larva es una caja de sorpresas.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Superhéroes


El Barbú y yo con nuestras nuevas identidades

O más bien, superhéroe e identidad secreta. Eso somos el Barbú y yo desde que estamos en plena posesión de nuestra Larva. 

Yo soy Clark Kent y él es Superman. 

Dos caras del mismo par de progenitores. 

Yo salgo de día, hago cosas abuelenses y él sale de noche y hace cosas menos viejunas.
Nunca estamos juntos en un evento social (sin La Larva, se entiende, que con La Larva, en realidad ninguno de los dos está mentalmente presente, sino que estamos como ausentes, intentando impedirle llevar a cabo sus ideas autodestructivas o destructivas sin más).

De los dos, contemporáneamente sólo uno va al cine, sólo uno queda con las amigas/os, sólo uno toma una cerveza, sólo uno hace deporte, etcétera. 

No pudiendo abusar de abuelos, pues no los tenemos cerca, es lo que nos toca. Tampoco lo llevamos tan mal, aunque sólo consigamos hablar el uno con el otro de pasadita, en la cabina telefónica donde intercambiamos identidades.