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sábado, 15 de diciembre de 2012

Escritor pensante del mes: Tom Hodgkinson

Tom Hodgkinson disfrutando de la vida
 
Además de abuelense, soy multitarea. Hago punto mientras veo una película. Hago ganchillo si hacemos un viaje en coche. Escucho la radio en alemán mientras cocino para ver si se me pega algo. Incluso a veces hago gimnasia lavándome los dientes.

Esta actividad incesante pone un poco nervioso al Barbú, el cual sostiene que es bueno parar, del todo, no hacer nada por un rato, pero nada nada, ni siquiera meditar, que no vale porque es como un no hacer nada pero planeado, haciendo algo.
Por eso un día en la biblioteca vimos el libro "How to be idle", que en castellano han traducido como "Elogio de la pereza" de Tom Hodgkinson y me dijo como quien no quiere la cosa:
-"Mira, podíamos sacar este, a ver qué tal está". 

Y está fenomenal. Pero no va de no hacer muchas cosas a la vez. O mejor dicho, va de eso y de mucho más. Va técnicamente de no hacer nada, de relajarse y disfrutar.

Va de reconquistar nuestro tiempo, de robárselo al trabajo, que nos lo robó primero y aplicarlo a nuestras vidas, a ser felices, a disfrutar. Pero no lo dice a la manera ñoña de los libros de autoayuda, sino de manera punk, de manera contestataria y a la vez muy meditada y leída. 

Ya ha pasado suficiente tiempo desde que comenzara la Revolución Industrial y ese sueño de un futuro hermoso en el que las máquinas nos liberarían del trabajo hace mucho que se desenmascaró como una falacia. La mayor parte de los trabajos son mecánicos, repetitivos, poco creativos y aburridos en el mejor de los casos. Es hora de cambiar.

¡Arriba las mañanas en la cama hasta tarde entre semana! ¡Arriba los paseos sin rumbo y las conversaciones eternas en los bares! ¡Arriba bailar como locos a cualquier edad, tocar un instrumento ya de viejos, por diversión, tener un huerto, hacer pan, acampar con amigos, pasar de la moda y de la decoración, dejar de pretender vivir la vida estandarizada de los anuncios, andar en bici, vivir con poco, pero mejor! Si necesitamos poco y no tiene por qué ser nuevo, necesitaremos vender menos de nuestro tiempo por dinero para conseguirlo.

Todo el mundo necesita una época dorada de la historia a la que retrotraerse, con la que soñar. La de Hodgkinson es la Edad Media, en la que el trabajo necesario se mezclaba con la diversión, con música, con charlas. Antes de que la maquinaria de la Revolución Industrial comenzase su marcha apisonadora inexorable. 

Leed algo de él. Merece la pena, aunque sea un poco claustrofóbico, porque claro, él edita la revista "The Idler" (el perezoso), va escribiendo sus libros y vive en el campo y así se las ha apañado para cumplir su sueño de trabjar lo menos posible, pero ¿y los demás? ¿cómo hacemos para encontrar esa manera de vivir en la que podamos trabajar menos y vivir más?

Por cierto, padres desesperados, también tiene un libro que se llama "The idler parent" o, el padre perezoso, que también es estupendo. Uno de los primeros capítulos se llama "Bringing back child labour", que es irónico, por supuesto, pero no tanto. Siguiendo sus enseñanzas, he adiestrado a La Larva para que me ayude a meter y sacar la ropa de la lavadora. Tardamos 4 veces más pero lo pasamos 5 veces mejor y quiero pensar que a él le gusta contribuír.

Por cierto, que Hodgkinson dice que no le gustan los blogs porque fomentan la pomposidad. Mucho me temo que también en esto tiene razón.

domingo, 28 de octubre de 2012

Color en la naturaleza: ¡En marcha!

¡Ya he empezado a trabajar en mi charla sobre el color en la naturaleza!
Hace tanto tiempo que no publico nada que me hacía ilu compartir el dibujo que acabo de terminar para la introducción.
¡Qué tema tan bonito!

martes, 26 de junio de 2012

It's a girl thing?

¿Por qué alguien pensó que un vídeo mostrando a chicas con tacones, pintalabios, abracitos y risitas era la mejor forma de atraer a las chicas a la ciencia?
¿Es la ciencia una cosa de chicas o una cosa de personas?
¿Las chicas científicas que estáis ahí fuera, por qué lo sois? ¿qué os atrajo? ¿qué queríais ser de mayores?
Durante mi infancia y adolescencia yo alterné varias y variadas vocaciones, que iban rotando... Quería ser escritora, también quería ser científico loco, durante una época algo más romántica y breve quise ser concertista de violonchelo pelirroja, y también arqueóloga a lo Indiana Jones...
Algo más mayor me encantaban los libros de naturalistas, entonces quería ser como Gerald Durrell o como Konrad Lorenz, o como Jane Goodall  y estar rodeada de animales y bichos variados, conseguir esa comunicación, esa amistad con la naturaleza que ellos parecían haber encontrado.
Y si remiro todo esto, me doy cuenta de que no pensaba en términos de hombre mujer, sino de persona. Me gustaba la idea de ser naturalista, arqueóloga, científico loco, escritora, porque eran ocupaciones que rezumaban independencia, inteligencia, curiosidad, capacidad de observación y sorpresa, viajes, sueños, conocer personas interesantes, observación del mundo, pasión... ¡Qué me importaba a mí si había que pintarse los labios o no!
¿Y cómo conocía yo a esta gente que me atrajo a la ciencia? mi padre me dio libros para leer, había dibujos animado en la tele sobre el funcionamiento del cuerpo, programas de ciencia y medicina que eran interesantes, y nunca pensé que un modelo masculino no podía ser inspirador para mí, ¿porqué no iba a poder ser yo Indiana Jones? ¿es qué una chica no puede estudiar, hablar idiomas, descifrar códigos, pilotar avionetas, manejar un látigo? (jejeje)

En fin, no divaguemos más. Chicas que queráis ser científicas, ánimo. No es necesario ponerse tacones de vértigo ni pintarse los labios, pero podéis hacerlo si queréis. No tiene nada que ver...

Aquí os dejo un vídeo creado con mi Barbú en el que intentamos mostrar lo que sentimos a cerca de la campaña


jueves, 21 de junio de 2012

Soy abuelense


Eso dice El Barbú, porque siendo relativamente jóven me gusta quedarme en casa, leer con un café con leche, tejer y hacer ganchillo y porque tengo unas zapatillas de caminar de jubilada...

Qué le vamos a hacer, hay gente que siempre es jóven en el corazón, pues yo soy siempre abuelense, abuelense forever.

sábado, 9 de junio de 2012

Lo desconocemos casi todo acerca de las lavadoras



A la lavadora no le sienta bien la ropa. Lo tengo comprobado.

Se la doy de comer con toda buena voluntad, y se la meto en la boca y se deja, no me la escupe de vuelta ni nada.

Le cierro la puertecita y ella le da vueltas, la ensaliva, lo intenta, la pobre.

Como preveo que le puede sentar mal, le doy también una pastilla con la que hace espuma, una especie de sal de fruta, pero no parece ayudar mucho.

Tras horas de intentar digerir aquello, y sobre todo tras una dura lucha final en la que lo intenta con todas sus fuerzas, se para. Cuando le abro la puerta otra vez, allí está toda la ropa. No se ha tragado nada, como mucho un calcetín...

Esto me hace pensar que quizá no sepamos nada sobre la dieta de las lavadoras. Sospecho que el lavavajillas tampoco se alimenta de vajilla.

Tenemos mucho que aprender todavía.